miércoles, 17 de noviembre de 2010

Mario con Michifú

   Un día Mario se quedó dormido en el banco de la escuela., después de haber terminado una prueba. 

   Corría el año 1969, con el lanzamiento del cohete a la luna y Mario, de tan sólo doce años, soñaba  que viajaba por el espacio con su gato michifú teniendo aventuras extremas, conociendo marcianos agradables y enfrentando monstruos.

   Llegó Mario con Michifú a un planeta raro, dónde sólo se encontraban ellos dos, desesperados porque su nave había desaparecido como la luz en la oscuridad. Mario no encontraba soluciones y empezó a resignarse. Pasaron dos días, él ya no soportaba el hambre y Michifús tampoco. Mario empezó a notar las reacciones raras de su gato, como la de no querer sus caricias, estar todo el tiempo gruñendo y rechazándolo hasta que un día lo atacó ferozmente (parecía un tigre)y le mordió la yugular.El niño, al caer, se golpeó la cabeza con una piedra...
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   La madre, que estaba a su lado sufriendo por su hijo (que nunca había despertado de su extraño adormecimiento en la escuela)lo abrazó y notó  que tenía  un golpe en la cabeza y un hilo de sangre que bajaba de su cuello, y comprendió que estaba muerto.

Romina Barrientos, Estefanía Caballero, Katherine Mauri, Cadena, de 3ro. 4ta.

La batalla de la locura

     
 
   Era una tarde de otoño de 1945. Yo me encontraba a pocas cuadras de mi casa en el bar de Rainsov, estaba con mis amigos oyendo el partido del equipo del que todos éramos fanáticos, el SK de Moscú. Nos habíamos reunido en ese pequeño y oscuro bar porque hacía poco habían recibido un nuevo modelo de radio que transmitía con mejor calidad de sonido.

     De repente vimos llegar un auto negro muy largo de esos que no pasan desapercibidos.Del auto bajaron dos hombres con fusiles y sobretodos verdes. Con sólo verlos se notaba que algo pasaba y se nos heló la piel. Escuchamos un gol de Zhirkov, el mejor jugador de Sk de Moscú, ninguno de nosotros festejó y mucho menos emitió un sonido; estábamos mirando fijamente a esos dos hombres.

     Entraron al bar con un paso firme y la vista al frente. Se pararon delante nuestro y el más alto dijo con voz de trueno:
-Hour Morsakova, Usof Malenki, ustedes servirán a su país en la guerra.
     
     Yo miré a mis amigos y sentí miedo por ellos, pero suspiré porque no me nombraron. Ellos salieron con los hombres. Camino al auto los dos desconocidos se miraron, uno volvió y dijo:

-Giuli Markov...-Me agarró del brazo y yo cedí a su poder.
   
   Increiblemente de un momento a otro sin noción del tiempo ya me ví en un barco con un fusil en la mano rumbo al campo de guerra. Nos hicieron meter en un campamento donde nos habló el coronel y así dijo:
-Yo soy el coronel Mislin Bulk y soy el jefe de este pelotón. Han sido reclutados para servir a su país.

     Yo y mi gran amigo Usof estábamos juntos en la misma trinchera fría, oscura y con olores.

     Pasamos una semana en tranquilidad, no hubo disturbios más allá de algunos disparos a lo lejos.Luego de una semana allí se escucharon los gritos de uno de los reclutados diciendo:
-Yankees a las doce en punto...Yankees...

    De repente sentí una opresión en el pecho y un frío que me atravesó. De inmediato apareció el coronelY nos dijo:

-Nos están atacando, prepárense para combatir_ Me miré con mi amigo. Me dijo:

-Ya estamos acá. Vamos a combatir.

     Yo no podía moverme, no salí de la trinchera y Usof tampoco pudo salir ya que él estaba detrás mío. Y aconteció que entró una granada en nuestra trinchera. Yo me desesperé y salí porque Usof me empujó hacia arriba pero vi sus ojos rogando por salir. Antes de alcanzar la luz del día y escuché la explosión y vi a mi mejor amigo sacrificarse por mí.

     La explosión me costó casi toda mi pierna izquierda, lo que me devolvió a casa malherido.


     Me encontraba en el hospital  y no podía sacarme de la cabeza esas horribles imágenes que viví.No me visitaron ni familiares ni amigos, tal vez me daban por muerto.

     Entró el coronel y me dijo:

- Tu esposa e hijos han perecido a causa del atentado en Moscú.

     Enfurecí como nunca antes y recordé todo lo vivido como si fuera a morir. Comencé a gritar y aparecieron tres hombres de blanco.

     Y aquí estoy yo en mi cuarto blanco con piso acolchado con mis brazos cruzados y sin poder moverme. Y ahora bien, ésta es mi historia para todo el que la quiera creer.

Eduardo Morón, Cristian Salaño, Lucas Cardilli, Axel Molina, Iván Mendoza y Ariel Arandia de 3ro. 3ra.

martes, 16 de noviembre de 2010

S/título

   
   Corría el año 6666 y en la Tierra ya nada era igual. Habitaban robots, una nueva generación de dinosaurios, humanos que poseían habilidades increíbles y extraterrestres pacíficos, pero había un chico en especial que se llamaba Kakaroto con poderes muy fuera de lo normal. Él practicaba artes marciales, tenía la capacidad de volar, podía teletransportarse y cuando se enfurecía expulsaba un poder oculto llamado Ki que lo convertía en Super Sayan.

   En un día turbio apareció un ser maligno llamado "Cell" proveniente de una célula extraña que encontró un científico llamado Makijero. Éste quería destruir a Kakaroto porque impedía que dominara la tierra, entonces creó a Cell para que lo eliminara.

   
   El ser maligno era tan fuerte y tenía un alma tan oscura que mató a su propio inventor y fue destruyendo a todos los amigos de Kakaroto uno a uno para que él fuera a buscarlo cegado por la ira.
    Cuando al fin lo encontró se desató una terrible y emocionante batalla por el destino de la tierra y de la humanidad.


   Cuando estaban  por pelear apareció el padre de Kakaroto para ayudarlo, pero por más fuerte que fuera no pudo ganarle y decidió dejar la batalla en manos de su hijo. Cell estaba muy confiado porque ya conocía sus técnicas. La más poderosa se llamaba Kame Kame Ka, los dos elevados en el aire utilizaron esa técnica. 


   Finalmente, tras ardua lucha,  Cell fue derrotado y la tierra fue salvada de este ser maligno.

Brian Friggeri, Luisa Morales, Alex Alfonso, Leandro Galván y Matías Zivero, de 3ro. 3ra.
Dibujo de Brian Friggeri
Dibujo de Brian Friggeri

Diálogo amoroso entre Trufaldino y Esmeraldina


Trufaldino.-¿Qué tal, Esmeraldina?
Esmeraldina.-Estoy aquí, Trufaldino, sirviendo como siempre.
Trufaldino.-Sí, entiendo. Pasamos por lo mismo.
Esmeraldina.- Sí, así es la vida de los menos afortunados, pero igual, así soy feliz.
Trufaldino.- Préstame tu mano. (Tomándola de la mano.) ¿Sabes por qué las personas tienen cinco dedos?
Esmeraldina.- No.
Trufaldino (tocándole cada dedo).- Toda persona tiene sueños,metas, deseos, momentos felices, momentos divertidos.(Metiendo sus dedos entre los de Esmeraldina) Pero toda persona también tiene malos momentos, fracasos, frustración, enfermedades y desdichas. (Tocando ambas manos.) Por eso cada persona tiene que encontrar a ese alguien con quien compartir todo eso.
Esmeraldina.-Sí, tienes razón.
Trufaldino (oliendo su cabello).- Que lindo carácter tienes. Por qué no me besas...
Esmeraldina.- Podría ser..
(beso).

Por Cristian Reynaldo Gutierrez Lamas, de 4to. 3ra.


S/título

   Las vicuñas, las llamas y los guanacos son míos. Aquel que los maltrate recibirá su merecido. He aquí el protector y el que sabe recompensar a los buenos pastores.

   Silbando en el cerro en compañía de mi hoja andina, que enverdece mis dientes, voy vigilando con mucho celo a mis animales, me agazapo entre las sombras, espantando a los cazadores.

   Voy vestido de forma extravagante, con ojotas y sombrero grande, típica vestimenta de un enano conocido en la región que tal vez han confundido conmigo como, cierto día, bien recuerdo, que al ocultarse la luz, los cazadores huyendo de mí decían despavoridos "es el duende", mientras yo, el gran Coquena, una vez más, como todos los días, cumpliendo con mi deber, los corría...


Luis Mendoza

Fernando Cardenas
Fernando Cárdenas, Adolfo Saavedra, Luis Mendoza, Cristian Gutierrez y Francisco Fernandez de 4to. 3ra.

Aventura en la antigua China

   Un día Wanda y Yésica fueron a la casa de Agus a terminar un trabajo práctico que era para el día siguiente.

   En la casa de Agus en uno de los cuartos se activó un portal. Todas nos asustamos y fuimos a ver que había en la habitación. Vimos un hueco grande y negro en la pared. Cuando nos acercamos al portal nos tragó y nos llevó a un lugar desconocido. En ese lugar habían grandes montañas y grandes estepas y el clima era cálido.

   Las tres estábamos muy perdidas y asustadas.
Caminamos hasta encontrar un lugar desconocido donde nos refugiamos. Era una cabaña abandonada. Entramos y como no había nadie nos quedamos ahí.
En esa cabaña había papeles enrollados con letras chinas y eso nos dio a entender que estábamos  en la antigua China porque esos papeles enrollados que son cortos solo existían en esa época.

   Dormimos ahí y como teníamos mucha hambre empezamos a buscar comida. Encontramos Arroz y lo cocinamos. No había tenedores sin palitos chinos, como no sabíamos comer con palitos chinos comimos con la mano.

   Empezamos a comer y vimos por la ventana un dragón grande y muy gordo de  color rojo y tenía una cola larga muy puntiaguda, unos ojos enormes de color negro y un bigote muy largo; el dragón empezó a lanzar fuego a la casa. El techo se incendio primero porque estaba hecho de paja. Nosotras salimos corriendo muy asustadas. La cabaña se estaba quemando.

   Corrimos y corrimos hasta encontrar un pueblo donde había muchos chinos y el dragón nos siguió hasta ahí. Los chinos lo espantaron con agua porque el dragón le tenía miedo.

   Los chinos nos preguntaron "¿Quiénes son ustedes?" y nosotras les explicamos como habíamos llegado a la antigua china.Ellos nos creyeron y nos ayudaron a volver a nuestro tiempo y a nuestro país.

   Después les contamos a nuestros padres todo lo que pasó. Ellos no nos pudieron creer y nunca volvimos a ver ese agujero grande y negro.

Por Agustina Fama, Yésica Mamani y Wanda Ayala de 1ro. 1ra.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Te vas


Hoy hubiéramos cumplido 30 años de casados, hace mucho disfrutamos nuestras vidas juntos, aunque me hubiera gustado tener un hijo contigo, no ha sido posible por causa de que yo no puedo engendrar niños. Tu decías que eso no era un problema que me amabas y que podíamos adoptar, pero nunca lo hicimos.
 
La noche de nuestro aniversario numero 29 me llevaste a comer a un restaurante con el dinero de tu pensión, no me hiciste caso cuando te dije que lo guardaras para alguna emergencia que se presentara, en cambio elegiste disfrutar el momento conmigo, no me podía quejar la comida y el servicio eran envidiables y te lo agradecí mucho.

A diario te sentabas en el sofá con los álbumes de nuestro noviazgo, casamiento, y nuestra actual vejez. A veces yo te acompañaba pero muchas otras no. Cada tanto me decías que tenía miedo de que nos separe la muerte, yo te miraba y te daba un beso en la mejilla diciéndote suave al oído – pero si eso sucede, será solo por un pequeño tiempo, luego nos volveremos a encontrar en el paraíso;-eso espero.- me decías tomando mi mano, con una lagrima rodando en su mejilla. Tu siempre fuiste el más sensible, el más emotivo, cuando te enteraste de que yo no podía tener hijos aunque me diste una gran sonrisa de consolación, cada madrugada te ibas a la terraza a llorar, luego pasabas por el baño para borrar el rastro de las lágrimas con agua y regresabas a la cama, yo era la fuerte de la. casa.

La noche en que me dejaste fue el día en que mas cariñoso estuviste conmigo no se si presentías tu partida, pero me trataste como una princesa aquel día. Saliste a comprar pan para cenar y no viste el semáforo en verde, cruzaste y te llevo el viento, no, nunca volvió, ni dijo adiós.
 
Nunca había llorado tanto hasta ese día, me quedé muy sola, a veces cuando apago todas las luces, lo siento a mi lado, recordándome que me esta esperando, que me ama mas que nunca, que me extraña yo le respondo suavemente- muy pronto mi amor, muy pronto te volveré a ver...

Por Luisa Morales, de 3ro. 3ra.